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El comercio mundial necesitaba un impulso urgente... y lo ha conseguido


Para los defensores de la liberalización del comercio como un medio para estimular el crecimiento, 2017 ha tenido un comienzo difícil. La retirada de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés) supuso el fin de un ambicioso acuerdo de libre comercio que tenía potencial para contribuir con miles de millones de dólares a las economías de los doce países del Pacífico firmantes del acuerdo. El TPP también fue diseñado para elevar los estándares de prácticas laborales, controles ambientales y transparencia regulatoria en beneficio de las sus respectivas poblaciones.


Pero poco después del fracaso del TPP, un nuevo pacto ha experimentado un gran avance en la Organización Mundial del Comercio (OMC), que debe ofrecer a empresas, trabajadores y consumidores de todas partes nuevas razones para el optimismo.

Cuando el 22 de febrero, el Chad, Jordania, Omán y Ruanda ratificaron el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio (TFA por sus siglas en inglés), confirmaron su apoyo al pacto concediéndole la mayoría de dos tercios que necesitaba y, de este modo, entró en vigor para todos los países miembros de la OMC. Este es un acontecimiento muy significativo, ya que es la primera vez que un acuerdo comercial multilateral ha sido implementado por la OMC. El TFA abre el camino a un comercio transfronterizo más simple, seguro y barato, y, por lo tanto, augura un estímulo significativo para la economía global.

El comercio mundial se enfrenta a muchos desafíos (desde aranceles impuestos en la frontera a normas reguladoras inconsistentes) que comprensiblemente disuaden a algunas empresas pequeñas y medianas de comerciar a nivel internacional. Este nuevo pacto hará que sea más fácil para las empresas de todos los tamaños - ya sean compradores o vendedores - aprovechar los beneficios del comercio global haciéndolo más eficiente.

Al leer el texto del TFA, nos sorprende la naturaleza práctica de muchas de las disposiciones. Tiene sentido, por ejemplo, consultar acerca de nuevas leyes y reglamentos aduaneros, minimizar los requisitos de documentación, publicar los procedimientos aduaneros de manera no discriminatoria, publicar información en Internet y aceptar pagos electrónicos por honorarios y aranceles.

La propia OMC estima que el TFA podría reducir el tiempo que tarda en importar bienes en aproximadamente un día y medio, mientras reduce el tiempo que tarda en exportar en casi dos días. En parte debido a este ahorro de tiempo, la OCDE piensa que el TFA podría reducir el coste del comercio transfronterizo en un 12.5% a 17.5%.

La implementación del TFA ofrece posibilidades para que todos salgan ganando. Evitar pérdidas económicas debido a retrasos innecesarios y gastos en la frontera interesa a ambas partes de la transacción. Por lo tanto, no es de extrañar que el acuerdo pueda impulsar el comercio anualmente en más de 1 billón de dólares, y añadir hasta 555 mil millones al PIB mundial, según la OMC.

Por supuesto debemos tener en cuenta que las estadísticas sólo muestran una parte de la historia. Aquí las empresas y los gobiernos tienen un papel importante que desempeñar prestando apoyo social a los desplazados, mediante la formación y la actualización de sus conocimientos.

Pero a menudo se culpa al comercio erróneamente de cambios causados por otros factores como la automatización. De hecho, el comercio puede ofrecer beneficios económicos para el mercado de trabajo. Las empresas que participan en el comercio internacional tienden a ser más productivas, pagan salarios más altos y proporcionan mejores condiciones de trabajo que las empresas menos orientadas al comercio.

Lejos de perjudicar a la economía, los insumos de producción importados podrían realmente ayudar a las empresas nacionales a ser más competitivas y ser capaces de crear empleo. Los consumidores también se benefician: los productos terminados importados pueden estimular la competencia y ofrecer una mejor relación calidad-precio.

En términos económicos, la ratificación mayoritaria del TFA muestra que los acuerdos comerciales multilaterales todavía pueden formar parte de la solución al débil crecimiento mundial. Y, por el momento, no hay escasez de iniciativas. Dieciséis naciones asiáticas aún están negociando una "Asociación Económica Regional Amplia" que, aunque menos ambiciosa que la TPP, podría convertirse en un catalizador sustancial del comercio y el crecimiento intra-asiático.

En definitiva, aunque el camino hacia la liberalización del comercio va a seguir siendo difícil, muchas personas están claramente dispuestas a seguir esta senda. Aquellos que creen que el libre comercio regulado contribuye a impulsar la prosperidad tienen buenas razones para celebrar las firmas de Chad, Jordania, Omán y Ruanda del TFA, y mucho trabajo por hacer para ayudar a realizar su potencial.

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